Ella cuida las flores,
hay sol en sus manos
y agua en su mirada.
Entre quehaceres
bautiza jazmines,
guía las volubles intensiones
de las campanillas celestes,
y a pesar del compromiso
con la mesa del mediodía,
señala las lluvias de pétalos
o se demora
en los abismos de las azucenas.
Sé que tiene amores secretos
con los helechos
y una cita ineludible
con las diminutas flores de la vid
cada primavera,
...y que perdona
las espinas de un cactus
que añora la montaña.
Ella cuida las flores
y en su alma
se refugian las mariposas
todas las mariposas.
Teresa Guzzonato
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